Descripción
Magnífico óleo sobre lienzo de mediados del siglo XX, firmado “Badosar” en la esquina inferior izquierda, autor de origen francés. En él se representa un exuberante campo de amapolas en tres planos horizontales. El primero y más cercano corresponde a un camino de tierra, que pronto se abre al segundo plano, el campo de amapolas. La belleza de los campos de amapolas siempre ha inspirado a los artistas. En el tercer plano se recorta una arboleda sobre el cielo. Marco original de la época.
Como es propio del Impresionismo, destaca la luz y el color. El empleo del color blanco, distribuido por todo el paisaje (y empleado en la imprimación del lienzo), contribuye a la creación de una atmósfera luminosa. El impresionismo, nacido en Francia en el último tercio del siglo XIX, fue un movimiento artístico definido esencialmente a través de la pintura. Se caracterizó principalmente porque perseguía como máxima aspiración plasmar la luz de un instante concreto en las obras, para lo que se valía de una pincelada disgregada, matérica y muy rápida.
Gracias a los avances técnicos y científicos, que permitieron la creación de nuevos pigmentos, se extendió también el uso de los colores puros. Con ellos se conseguía una pureza y saturación de los colores impensable hasta el momento. Los colores complementarios se convirtieron también en algo fundamental (en este caso, el verde de la vegetación y el rojo de las amapolas), junto con el tipo de pincelada y la ausencia total del dibujo. Por este mismo motivo, las sombras pasaron de incluir el negro en su composición a pasar a denominarse “sombras coloreadas”, mezclando colores complementarios para oscurecerlos sin la necesidad del negro. Esto ayudaba también a crear una mayor sensación de profundidad. Esta obra ejemplifica muchas de las características del estilo.