Descripción
Óleo sobre lienzo firmado y fechado por Leo Deschamps, 1871. La obra muestra un claro componente romántico, con la representación del oscuro bosque, el misterioso personaje mirando al infinito, lo que aporta un aura de misterio y, en el fondo, un lago que se abre a un esperanzador cielo con nubes teñido de suaves azules y blancos.
La representación paisajística es muy característica de la pintura romántica. A pesar de ser éste un autor francés, sus colores y pincelada suave y aterciopelada resemblan la pintura paisajística holandesa del siglo XVII. El arte holandés ya llevaba en sí un cierto componente romántico que se expresó en la intensificación de la observación de la naturaleza y el énfasis en el elemento narrativo.
No encontramos la agitada fantasía y la explosión de color de los franceses, sino que esta pintura es más cercana incluso al misticismo del romanticismo alemán. En el siglo XIX, los nublados cielos del pasado son redescubiertos y reinterpretados. Por lo general, en las obras paisajísticas del romanticismo prevalece un ambiente sereno y calmo, aunque existen ejemplos emocionalmente más explosivos, que no es este caso.
En cuanto a la figura central, podría tratarse de un personaje bíblico, por su aspecto, pues es un anciano de larga barba blanca y túnica clásica. Podría ser Noé tras el diluvio, reflexionando, por la presencia del lago calmo, una pequeña barquita al fondo y una barquita de vela en el horizonte, que pueden hacer alusión a su arca.