Descripción
Exquisita obra firmada y fechada por Antón Goyanes. En su parte posterior también presenta el título, “Noctámbulos”, haciendo referencia al tema representado. Primera etapa del artista antes de su informalismo. Se trata de una escena burguesa de gran fuerza pese a su pequeño y apaisado formato. Este formato incide directamente en la composición, se enfatiza el centro de la misma concediéndole el protagonismo a los personajes, dejando así el paisaje urbano de los dos laterales casi esbozado. Son éstos, además, los que tienen color, dejando el resto en tonos grisáceos, creando así una atmósfera nocturna. De pinceladas rápidas y sueltas, pero formales, estos personajes carecen de personalidad en su rostro. Alguno ni siquiera tiene rasgos definidos, lo que incide en la idea de anonimato. Llegados a este punto, debemos tener en cuenta el término que ha usado el propio autor «noctámbulos”, “que deambulan por la noche”. Las calles están desiertas, las luces apagadas y ellos caminan sin rumbo. Se entiende que salen del teatro o algún evento social, pero es la melancolía la que tiñe toda la escena. Son personajes en silencio y perdidos en sus pensamientos.
Antonio Goyanes Fernández (1935-)
Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Ourense. Más tarde se trasladó a Vigo, donde trabajó en actividades no estrictamente plásticas. Su personalidad concentrada, casi ensimismada, ajena a todo exhibicionismo, se manifestó en sus primeros trabajos, de carácter figurativo, basados en estructuras rítmicas y geométricas, con temas del mar. Se dio a conocer en los finales de los sesenta, con exposiciones individuales y presencia en colectivas populares, que llamaron la atención de la crítica, puesto que se presentía un pintor sensible, personal, de carácter intimista, de elaboración simplificada, casi exquisita. Cuando aportó su obra a la primera edición de «Atlántica», en Baiona (1980), se había producido ya una evolución en su pintura, hacia el informalismo, que ha llegado a ser absoluto en su quehacer. Está representado en los Museos de Galicia, y en colecciones de instituciones públicas. Tiene obra mural, de su primera época en la Estación Marítima de Ría, en Vigo. Goyanes es, fundamentalmente, un lírico. Sus amplias manchas, de materia delgadísima, en acrílicos muy bien trabajados, están dichas en rosas, oros, ocres desvaídos. Un ritmo interno muy meditado sostiene sus cuadros, de una simplicidad final absoluta. Las recientes series, en azules suaves, con zonas amarillas y blancas, son de una belleza difícilmente expresable con palabras. Frente a modos en uso de expresionismo abstracto, Goyanes es la delicadeza, el encanto, el goce de lo sencillo.
Grupo Atlántica
A comienzos de la década de los ochenta, artistas jóvenes vigueses y pontevedreses, como Monroy, Huete, Antón Patiño y Menchu Lamas van madurando el proyecto de dar un empuje al arte moderno desde Galicia. En ese núcleo nació la idea del Grupo Atlántica que reivindicaba la cultura atlántica y abrió la pintura gallega a las corrientes internacionales, en el que participaban, además, gente como Baixeras, Correa Corredoira, Armando Guerra, Goyanes, Silverio Rivas, Basallo, Manuel Moldes, Manuel Ruibal, Mon Vasco, Mantecón, Lamazares, Leiro, etc. Atlántica jamás fue considerada un grupo artístico, sino más bien un movimiento o un colectivo, un espíritu de renovación que, aunque el “grupo” muriera, seguiría vivo a través de sus integrantes fuera de este y a través de las personas que no participaron en él, pero igualmente lo vivieron. No tuvo un número determinado y cerrado de integrantes, ni una estética concreta. Por esto, podemos hablar de estas plurales líneas estéticas y creativas fundamentales, destacando en un primer lugar la influencia del expresionismo abstracto americano, que sin embargo derivará en gran cantidad de facetas, como la figuración, la transvanguardia, el nuevo expresionismo alemán… llegando incluso al arte povera o al conceptual.