Descripción
Impresionante retrato femenino firmado y fechado en 1873. La retratada es una mujer de mediana edad y de origen aristócrata, en tres cuartos, que porta sus más ricas joyas en señal de su poder adquisitivo. La minuciosidad y el detalle con el que el pintor representa las joyas y el encaje del cuello es signo del interés de la comitente por quedar inmortalizada con obvios signos de riqueza y un alto estatus social. El fondo es oscuro y neutro, para centrar la atención del espectador en el rostro de la retratada, vestida también con ropa oscura, de forma que su piel y el cuello de la camisa actúan casi como un foco de luz. A pesar de este fondo neutro y plano, el artista consigue generar espacio empleando una técnica cuidada y precisa, que consigue representar de manera detallada los rasgos faciales de la mujer. Conserva su marco original, de madera, ovalado y revestido de dorado.
En ocasiones se ha denominado al siglo XIX “El Siglo del Retrato”. Desde su mismo nacimiento, el retrato estuvo asociado a personajes dotados de un poder económico, social o político que deseaban mostrar y perpetuar, pero vivió su época dorada durante el siglo XIX, especialmente a lo largo del último tercio, pues se convirtió en una forma de distinción codiciada entre las personas que podían pagarlo. Se extendió a todo tipo de técnicas: pintura, escultura, medallística, miniatura, acuarela, dibujo, aguafuerte, litografía, fotografía… Por otra parte, la influencia de la fotografía y la aproximación de las artes al realismo llevó a representar las efigies con un naturalismo cada vez mayor.