Descripción
Excepcional retrato en óleo sobre lienzo donde aparece representado un niño, Toribio de Velasco y Viguri, nombre que aparece escrito en letras doradas en la esquina superior derecha sobre el fondo oscuro del lienzo, práctica muy común en el siglo XIX. De hecho, es posible fecharlo concretamente entre 1830 y 1860, por el uso del gorro tipo kepi (popular tras las guerras napoleónicas), y la tendencia a retratar niños con seriedad adulta.
El niño se presenta sentado, con una pose formal y una expresión seria o incluso melancólica en su rostro. Los elementos que aparecen representados, como la vestimenta, el gorro y el libro que sostiene, nos indican su alto estatus social. Su vestimenta, un conjunto de chaqueta y pantalones con camisa blanca y un moño naranja al cuello, incluido ese gorro tipo “kepi”, sigue la moda de mediados del siglo XIX, inspirada en uniformes escolares o militares infantiles de influencia europea.
En su mano derecha sostiene lo que parece ser un libro o cuaderno, lo que podría sugerir su educación o interés intelectual. El fondo está compuesto por una tela de cortinaje en diagonal, en tonos oscuros y rojizos, que añade un elemento de profundidad y dramatismo a la escena. El sillón donde se sienta tiene un cojín verde con decoración floral, lo que refuerza el carácter burgués o aristocrático del retratado. La luz se refleja en el sombrero, iluminando su rostro.
Lo más destacable es la expresión del niño, que transmite una mezcla compleja de emociones contenidas. Todo en su expresión sugiere que el pequeño ha sido instruido para posar con seriedad, tal vez como una forma de representar madurez o responsabilidad a una edad temprana, algo habitual en retratos de familias aristocráticas o burguesas del siglo XIX. ¿Está cansado de posar? ¿Está simplemente obedeciendo? ¿O siente una profunda tristeza? Esa ambigüedad en su expresión es precisamente lo que le da al retrato una fuerza psicológica muy poderosa.
Destaca también el excepcional marco dorado con decoración floral tallada en las esquinas, de estilo clásico. Sugiere que la pintura fue considerada valiosa y se expuso de forma destacada.
El retratado, Toribio de Velasco y Viguri, fallecido en 1855, perteneció a la familia Velasco, famosa en la región por sus propiedades y herencia artística. Este cuadro procede del palacio Álava-Velasco en Vitoria, el cual heredó la familia.
Sobre el palacio Álava-Velasco de Vitoria-Gasteiz
El palacio Álava-Velasco, ubicado en Vitoria-Gasteiz (Álava), y también conocido como el Palacio de los Marqueses de la Alameda, es una casa señorial, cuyas fachadas principales y posteriores están orientadas hacia la plazuela de Santo Domingo y a un jardín cercado. Es un edificio elegante y lujoso, con una planta rectangular, planta baja, sótano, dos alturas y un desván bajo la cubierta. Lo más destacable es la fachada principal, la cual está compartimentada horizontalmente mediante líneas de imposta que dividen la fachada en tres pisos.
Fue mandado construir a finales del siglo XVII por Francisco Carlos de Álava-Arista y, posteriormente, heredado por la familia Velasco. Existen registros que confirman que la familia Velasco-Viguri mantuvo en su poder el palacio hasta mediados del siglo XIX.