Descripción
Extraordinario y gran samurái en porcelana pintada a mano, realizado en el primer cuarto del siglo XX en Japón. Este magnífico guerrero viste el hábito característico del período Edo (1603-1868), cuando la familia Tokugawa gobernaba Japón en su capital, Edo (actual Tokio).
Esta porcelana está pintada a mano con altos criterios estéticos. La policromía, además de presentar relieve, es de colores brillantes, llamando poderosamente la atención el rojo, el amarillo y el azul y, sobre todo, el oro.
Este samurái se presenta vestido de gala, no está preparado para la batalla pues carece de casco. Se encuentra sereno, con su rostro pintado con oshiroi, una base de maquillaje en polvo color blanco utilizada tradicionalmente. Sin embargo, lo que más llama la atención es la excepcional representación de la armadura, pues el grado de detallismo es muy elevado. Cada parte se diferencia a la perfección (kote, sode, etc.) pero son dos las protagonistas: la parte del pecho (dō) y la protección de las caderas (kusazuri). Dō es una armadura de pecho hecha de placas de acero o cuero de varios tamaños, en este caso, presenta una gran flor dorada. La protección de las caderas (kusazuri) está hecha de placas que cuelgan, tanto por la parte delantera como trasera, y presentan, en este caso, un exquisito color rojo.
Los samuráis surgieron como una clase de guerreros en el Japón feudal y dominaron el país durante casi ocho siglos (siglo VIII al XIX). Ser un samurai era un prestigio social y ocupaba las posiciones más altas dentro de la dictadura militar nipón, llamado el shogunato o bakufu. Inicialmente, el papel del samurai era para recaudar impuestos y servir al Imperio. Desde el siglo X, la figura del samurái toma forma y gana una serie de funciones militares, alcanzando su apogeo en el siglo XVII.
Extraordinaria pieza de colección.