Descripción
Sorprendente mesa auxiliar o aparador estilo barroco de la Italia del siglo XIX con tablero en refinada marquetería floral en nácar y hueso sobre palosanto. Presenta una minuciosa escenografía floral con enredaderas y delicadas flores que recorren toda la superficie y enmarcan en la parte central dos medallones de hueso pirograbado con representaciones de grutescos y mascarones al estilo de la gran marquetería milanesa del siglo XIX. Patas en forma de lira ornamentadas con hileras de botones y presididas por una pequeña concha o venera tallada. Bastidor o chambrana en madera de perfil rectilíneo.
Lo más destacado es la utilización de las incrustaciones de nácar o madreperla, material que tiene sus raíces en una mezcla de influencias culturales que evolucionaron a lo largo de los siglos y fue muy común durante los siglos XVIII y XIX en Europa en muebles de lujo, ya que el nácar era un material muy apreciado por su rareza y belleza. El nácar era ampliamente utilizado en el arte decorativo de Asia, especialmente en China y Japón. Estos países empleaban madreperla en muebles, biombos y cajas lacadas para crear patrones intrincados y detallados, lo que fascinó a los comerciantes europeos. El contacto con Asia aumentó significativamente gracias al comercio marítimo, especialmente a través de las Compañías de las Indias Orientales (británica, holandesa y portuguesa). Los objetos decorados con nácar fueron exportados a Europa, donde se convirtieron en símbolos de lujo y estatus. Así, los ebanistas europeos comenzaron a incorporar el nácar en sus diseños, influenciados por estas importaciones asiáticas. Filipinas desempeñó un papel clave en la popularización del uso de este material en objetos decorativos y muebles en Europa y América debido a su conexión con el comercio global durante la época colonial.
Esta preciosa mesa auxiliar resulta ideal para decorar un despacho, entrada, salón o incluso un dormitorio. Desgaste propio del paso del tiempo y el uso. Buen estado general, con desgastes y grietas propias de la edad.
El buffet es un tipo de mueble que surge con una función tanto decorativa como funcional: almacenar y exhibir vajilla, utensilios o alimentos, especialmente en comedores o salas nobles. A lo largo de los siglos XVI al XVIII, este mueble evolucionó en forma y estilo según la región. El buffet español estaba fuertemente influido por el plateresco, con abundante talla decorativa. Eran muebles robustos, habitualmente en maderas nobles, con patas torneadas… poco a poco fue incluyendo en su decoración los elementos vegetales o emblemas heráldicos, con formas cada vez más dinámicas. Ya durante el siglo XVIII empezó a adoptar formas y decoraciones más ligeras y contenidas.
Se le parecía mucho al buffet holandés, de líneas severas y sobrias, normalmente en madera de roble. Muy influido por la austeridad protestante: decoración contenida, pero de excelente carpintería. Más funcional que ostentoso, aunque los ricos comerciantes sí encargaban muebles con taracea exótica (ébano, nácar). Con el tiempo fue incluyendo influencias francesas (Luis XV y Luis XVI), que suavizaron sus formas.
En cuanto a la tipología italiana, también se le conocía como “credenza”, un mueble muy vinculado al servicio de mesa. En muchas ocasiones, ornamentado con columnas corintias, frisos clásicos, motivos mitológicos… y ricos trabajos de marquetería, como incrustaciones de mármol o piedras duras. Especialmente refinados en regiones como Venecia, Nápoles y Génova.