Descripción
Exquisita escultura crisoelefantina en la que se representa el busto de un niño envuelto en un manto dorado con capucha. La obra combina el material elefantino tallado para el rostro, que emerge del ropaje dorado, lo que crea un hermoso contraste entre la suavidad de la piel y el brillo del metal. La figura está montada sobre una base en forma de columna acanalada de mármol oscuro, lo que le otorga mayor presencia y estabilidad. Se trata de un modelo realizado por G. de Thouin, reconocido autor de crisoelefantinas durante las épocas Art Nouveau y Art Déco.
El rostro del infante es sumamente expresivo, con una mirada melancólica o contemplativa. Los delicados detalles en la talla, como la suavidad de los labios y la sutileza de los rasgos faciales, refuerzan su realismo. El manto dorado está trabajado con una textura rica en pliegues y movimientos, evocando el estilo sinuoso y fluido, característico del Art Nouveau. Es posible que tenga una inspiración en la iconografía religiosa o en la idealización de la infancia, muy común en el arte del siglo XIX y principios del XX.
Historia y evolución de las crisoelefantinas
Las crisoelefantinas son esculturas hechas de oro (criso) y marfil (elefantino), una técnica escultórica utilizada principalmente en la Antigua Grecia. Eran obras monumentales que combinaban estos materiales preciosos para representar dioses y figuras mitológicas con gran lujo y detalle. Habitualmente, el oro se utilizaba para representar elementos como vestimentas, armaduras o accesorios, y el marfil para la piel, lo que daba un aspecto realista y luminoso. Solían tener un armazón de madera, sobre el que se trabajaba añadiendo estos materiales.
Eran esculturas de gran tamaño, muchas veces ubicadas en templos de gran importancia. Con el tiempo, muchas crisoelefantinas fueron destruidas o desmanteladas, ya que sus materiales eran valiosos y se reutilizaban. Sin embargo, su legado influyó en el arte posterior, y en el siglo XIX y XX se revivió el término para referirse a pequeñas esculturas de bronce y marfil, especialmente en el Art Nouveau y el Art Déco. Durante el período Art Nouveau las crisoelefantinas se reinventaron como pequeñas esculturas decorativas, muy apreciadas por coleccionistas y aristócratas.
Durante este nuevo periodo, mantuvieron el esquema de utilización de los materiales, pero para piezas mucho más pequeñas, normalmente de entre 20 y 50 cm. Representaban figuras femeninas elegantes, estilizadas y sensuales, en poses dinámicas, a menudo inspiradas en la danza, la mitología y la moda de la Belle Époque, o personajes de inspiración oriental. Fueron muy populares en la alta sociedad de principios del siglo XX, pero la escasez de marfil y las guerras redujeron su producción.