Descripción
Delicado óleo sobre lienzo, adherido a tabla, de factura impresionista que representa a un pescador sobre el borde de un río, a las afueras de un pueblo rodeado de vegetación, que se extiende incluso sobre la superficie del agua. El artista, valiéndose de una pincelada rápida y suelta logra captar la luz cambiante del paisaje, y la perspectiva en ángulo aporta dinamismo y a la composición.
El impresionismo, nacido en Francia en el último tercio del siglo XIX, fue un movimiento artístico definido esencialmente a través de la pintura impresionista. Se caracterizó principalmente porque perseguía como máxima aspiración plasmar la luz de un instante concreto en las obras, para lo que se valía de una pincelada disgregada, matérica y muy rápida.
Gracias a los avances técnicos y científicos, que permitieron la creación de nuevos pigmentos, se extendió también el uso de los colores puros. Con ellos se conseguía una pureza y saturación de los colores impensable hasta el momento. Los colores complementarios se convirtieron también en algo fundamental, junto con el tipo de pincelada y la ausencia total del dibujo. Por este mismo motivo, las sombras pasaron de incluir el negro en su composición a pasar a denominarse “sombras coloreadas”, mezclando colores complementarios para oscurecerlos sin la necesidad del negro. Esto ayudaba también a crear una mayor sensación de profundidad. Esta obra ejemplifica a la perfección todas las características del estilo.