Con motivo de la llegada de esta impresionante y divertida figura en fibra de vidrio de Betty Boop, queremos contaros su historia y porqué se convirtió en un icono cultural que ha perdurado hasta nuestros días.
Betty Boop fue creada por Max Fleischer y Grim Natwick y tuvo su debut en 1930 en los dibujos animados de Fleischer Studios (Paramount Pictures). Originalmente fue concebida como un personaje secundario en la serie de animación Talkartoons, pero rápidamente se convirtió en una figura central gracias a su carisma. Inspirada en la cantante Helen Kane y la actriz Clara Bow, las chicas flapper por excelencia, Betty Boop fue uno de los primeros personajes femeninos de animación en tener un carácter propio definido y una presencia dominante en la pantalla.

La verdadera y definitiva personalidad de Betty entró en el corto de 1932, Minnie the Moocher, donde Cab Calloway y su orquesta prestaron su talento. En la película, Betty huye de sus padres, arriesgándose a perderse con Bimbo, su perro. En agosto de ese mismo año, la serie Talkartoon cambió su nombre oficial a Betty Boop.
Betty Boop se convirtió en un ícono cultural por varias razones, pero, en especial, por ser el primer personaje de dibujos animados en representar a una mujer independiente, segura de sí misma y de su sensualidad. En una época donde la mayoría de los personajes femeninos eran retratados como dóciles y sumisos, Betty Boop rompió con los estereotipos. Era independiente y no tenía miedo de mostrar su sensualidad. Su característico «boop-oop-a-doop» y su estilo coqueto resultaron muy innovadores para los estándares de la época. A todo esto ayudó que los Fleischer Studios eran pioneros en técnicas de animación, y el personaje de Betty Boop se benefició de estas innovaciones.
Su estética sigue siendo su característica distintiva. La imagen de Betty Boop se presenta con una cabeza desproporcionadamente grande, ojos redondos y grandes, pestañas largas, pelo corto negro y un vestido ajustado de color rojo con tacones altos. La sensibilidad adulta y seductora de Betty, unida a una gran campaña de marketing, hicieron de ella todo un éxito.

A pesar de tener que enfrentar la censura en la década de 1930, debido a que el Código Hays buscaba moralizar los contenidos de la pantalla, Betty Boop logró mantenerse relevante y seguir siendo un símbolo de la cultura pop. Su imagen ha perdurado a través de los años. No fue solo un ícono de su época, sino que su imagen e idea han perdurado en el tiempo y han logrado influir en la cultura popular. Su historia y estética siguen siendo estudiadas y admiradas, demostrando cómo un personaje animado puede trascender las barreras del tiempo y seguir siendo relevante en la sociedad actual.
