A través de esta cuna correspondiente al número 3 del catálogo comercial de J&J Kohn queremos acercaros al mobiliario desarrollado en la última década del siglo XIX con una técnica muy innovadora para el momento como es la de la madera curvada.
En dicho catálogo se publicitaba muebles como sillas, tronas, escritorios o camas. Realizada a mano en estilo art Nouveau de líneas curvas y formas casi orgánicas con materiales nobles y sencillos, esta cuna presenta un gancho de dosel sobre una camilla central, una cesta en forma de barco de madera curvada transmitiendo una sensación de movimiento.
De formas delicadas, la madera curvada da a la cuna una apariencia compleja y a la vez ligera, dotándolo de una elegancia y esbeltez visible en todas las partes del mueble, desde las patas a el brazo vertical del cabezal, donde se sujetaba una tela de protección para resguardar el niño. Además, la cesta está atornillada a los extremos para bascular y mecer al niño, y en su interior se completaba con ropa de cama, y unos cojines y almohadas gruesas para crear una cama suave, abrigada y acogedora con forma de huevo. Refleja el estilo Art Nouveau imperante entonces en todo Europa y es uno de los modelos que se podía encontrar en casas acomodadas y burguesas de todo el continente.
Este modelo exacto aparece en dos catálogos de dos firmas vienesas de prestigio, ambas líderes en el trabajo de madera curvada desde finales del s. XIX: la fundada por los hermanos Jacob y Josef Kohn y Thonet.
El proceso de la madera curvada había sido desarrollado por este último a mediados del siglo XIX para fabricar muebles atractivos y funcionales de manera eficiente y económica, pero otros fabricantes en Austria-Hungría irrumpieron en este campo cuando caducó dicha patente en 1869, como la firma J&J Kohn, que desarrolló ya desde 1867 modelos con personalidad propia. Especializados en la fabricación y venta de mueble curvado y torneado, quienes gracias a sus exportaciones a España y América Latina tuvieron mucha influencia en las producciones valencianas, donde se hicieron cunas arborescentes del tipo de las de Kohn por parte de los diversos fabricantes, las cuales se vendían en los Grandes Almacenes “El siglo” de Barcelona, como consta en su catálogo. Así es, entre los fabricantes españoles triunfó el estilo de Kohn.
Por tanto, el primer fabricante de mueble curvado que introdujo las cunas en el mercado fue Kohn en la Exposición Universal de Paris de 1978, y lo hizo de tal modo que se le puede atribuir toda una categoría, la de las cunas con formas arborescentes. En cambio, Hermanos Thonet nunca hizo este tipo de cunas, sino que su lenguaje era más austero tendiendo a las formas rectilíneas, ajustadas más a la funcionalidad.
Instalación de Kohn en la Exposición Universal de París de 1878. Interior.
Con el tiempo los modelos del catálogo de Kohn se fueron simplificando, haciéndose menos lujosos y más funcionales hasta llegar a las formas depuradas del modelo nº 3, que también encontramos en el Museum of Modern Art de Nueva York, el Museu del Disseny de Barcelona y Museo de Bellas Artes de Montreal. Existen otras cunas de esta firma de diversas formas en otros museos como el Lightener Museum de Saint Augustin (Florida), el Museo de la Ciudad de Buenos Aires o el Musée d’Orsay de París, entre otros.
En un primer momento, los diseños de madera curvada se hicieron omnipresentes como asientos para cafés y jardines y, más tarde, como muebles para el hogar tapizados y elaborados. El mueble curvado gozó de gran aceptación en los cafés y los hogares burgueses de Europa y América debido a su industrialización y producción en serie, ya que se trataban de piezas baratas, duraderas, ligeras e ideales para la exportación porque los componentes se podían ensamblar después del envío. Piezas como la cuna de J. & J. Kohn se convirtieron en símbolos perfectos de la nueva era industrial.
Era una técnica novedosa, donde los muebles se fabricaban cociendo al vapor trozos de madera, primero mediante la ebullición de la cola, después a través del vapor de agua, y posteriormente doblándolos y colocándolos en moldes de metal para generar la curvatura deseada, endureciéndola de nuevo con el secado en hornos. Las secciones estandarizadas resultantes se ensamblaban con herrajes en lugar de las tradicionales juntas talladas a mano. Esta idea revolucionó los principios de la producción de muebles.
Este procedimiento se patentó en 1842, pero se marca un punto de inflexión a finales del siglo XIX cuando arquitectos de la Secesión, tales como Josef Hoffmann, Adolf Loos, Otto Wagner o Marcel Kammerer, descubren el potencial creativo de la madera curvada y la emplean en el espacio, es decir, en la arquitectura. Así nació la alianza entre el Art Nouveau y la madera curvada, junto a la ruptura entre diseño y fabricación, propiciando la producción en serie que revolucionará el sector del mueble a lo largo del siglo XX.