Con esta nueva entrada queremos acercaros a la interesante Escuela de Barbizon a través de una de nuestras novedades, obra de Joseph Antoine Adrien Rousseau.
Esta obra muestra un claro componente romántico, con la representación del oscuro bosque, creando un ambiente misterioso. La representación paisajística es muy característica de la pintura romántica. A pesar de ser éste un autor francés, sus colores y pincelada suave y aterciopelada se acercan más a la pintura paisajística holandesa del siglo XVII. El arte holandés ya llevaba en sí un cierto componente romántico que se expresó en la intensificación de la observación directa de la naturaleza.. No encontramos la agitada fantasía y la explosión de color de los franceses, sino que esta pintura es más cercana incluso al misticismo del romanticismo alemán.
El paisaje que se presenta toma como referencia el bosque de Fontainebleau, cerca de una aldea llamada Barbizon. Este pequeño pueblo dio nombre a la Escuela de Barbizon (1830-1870), un grupo de pintores paisajistas que, allí asentados, frecuentaron el entorno del bosque de Fontainebleau como fuente de inspiración. Están encuadrados en el realismo pictórico francés, que surgió como reacción al romanticismo de artistas como Gericault o Delacroix. Se consideran fundadores de la escuela de Barbizon a Théodore Rousseau, Jean-Baptiste Camille Corot, Jean-François Millet y Charles-François Daubigny.
Estos artistas abandonaron todo formalismo y academicismo, para poder tomar como fuente de inspiración directa la naturaleza y el paisaje. Renunciaron a las estampas pintorescas de la vida campestre. Se caracterizan por un estilo realista, pero con influencia romántica. El protagonista de las obras es siempre, casi en exclusiva, el paisaje, con un estudio directo del natural, aunque a veces las obras eran realizadas posteriormente en estudios.
Lucharon contra las instituciones, contra una Academia controlada por la burguesía, y fueron los abanderados de una nueva libertad. Fueron excluidos de los Salones, y manifestaron en sus obras una suerte de rebelión contra la industrialización de la sociedad. Se esforzaron por mostrar el campo y la naturaleza, y por eso se instalaron en Barbizon, a medida que las contaminantes y caóticas ciudades crecían a su alrededor.
La Escuela de Barbizon influyó enormemente en el resto de la pintura francesa del siglo XIX, en especial en el impresionismo, pues durante los últimos años de la década de 1860, los pintores de Barbizon captaron la atención de la generación más joven de pintores franceses que estudiaban en París. Varios de ellos visitaron el bosque de Fontainebleau para pintar del natural, entre ellos Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir y Frédéric Bazille.